MADRID, 16 de octubre. La Asociación Española de Fundaciones (AEF) presenta el estudio Filantropía de la confianza: más allá del apoyo monetario, un trabajo pionero en España que analiza por primera vez de forma sistemática el alcance, las características y las oportunidades que ofrecen las aportaciones no monetarias (ANM) en el sector fundacional.

Estas aportaciones —que incluyen desde la cesión de espacios y la formación, hasta la mentoría estratégica, el voluntariado o el acceso a redes— constituyen un instrumento esencial para incrementar la resiliencia, la profesionalización y la capacidad de impacto de las organizaciones sociales. “Este informe es un paso decisivo para visibilizar un tipo de apoyo que ha estado históricamente en la sombra, pese a su enorme valor estratégico. La filantropía no se limita a transferencias económicas: también se construye con conocimiento, redes y acompañamiento. Las aportaciones no monetarias —que abarcan desde la cesión de espacios, el voluntariado, la formación, hasta el acompañamiento estratégico o el acceso a redes— representan una herramienta poderosa para fortalecer a las organizaciones del tercer sector, incrementar su resiliencia y ampliar su impacto. Sin embargo, hasta ahora, estas aportaciones han sido poco visibilizadas, escasamente sistematizadas y, en muchos casos, no reconocidas como parte esencial del trabajo fundacional”, explica Pilar García Ceballos-Zúñiga, presidenta de la Asociación Española de Fundaciones (AEF).

Este trabajo ha sido elaborado por la Asociación Española de Fundaciones (AEF) y Diagram Consultores con el apoyo de Fundación Carmen Gandarias, Fundación Caja Extremadura, Fundación Juan Entrecanales de Azcárate, Calala Fondo de Mujeres, Fundación Disa, Fundación Juan Perán Pikolinos, Fundación Anesvad, Fundación Daniel y Nina Carasso, Fundación ONCE, Fundación “la Caixa”, Fundación Banco Sabadell, Fundación ADEY, Fundación Caja Navarra y Porticus Iberia y la colaboración de la Coordinadora Catalana de Fundaciones. 

Pincha aquí para acceder al estudio

El estudio parte de una definición operativa de las ANM (aportaciones no monetarias) como “el conjunto de bienes y servicios que las fundaciones donantes ofrecen a las entidades receptoras para incrementar su resiliencia, desarrollar su talento y competencias y lograr un mayor acceso al ecosistema social, económico y ambiental en el que operan, con la finalidad de garantizar un impacto social y ambiental duradero”.

Aunque estas aportaciones forman parte del día a día de muchas fundaciones, no suelen valorarse sistemáticamente. El objetivo del informe es precisamente darles visibilidad, dotarlas de un lenguaje común y sentar las bases para una gestión más estratégica.

El trabajo identifica tres grandes niveles de aportaciones no monetarias:

• Nivel operativo: incluye la donación de bienes y servicios básicos, la cesión de espacios y el voluntariado finalista. Es el más extendido, especialmente entre fundaciones pequeñas y medianas.
• Nivel de capacidades de gestión: comprende aportaciones técnicas y profesionales, como asistencia jurídica, financiera o en marketing, así como acciones de formación y acompañamiento para mejorar la estructura organizativa.
• Nivel estratégico: engloba el mentoring, coaching, networking y fortalecimiento institucional. Se trata de aportaciones complejas, planificadas a medio y largo plazo, más comunes en fundaciones con estructuras consolidadas.

Para realizar esta investigación, se ha llevado a cabo una encuesta a fundaciones donantes de la AEF, de las cuales 41 afirmaron realizar algún tipo de aportación no monetaria. A través de este trabajo, se ha obtenido una primera radiografía del panorama español:

• Tamaño y presupuesto: el 50 % de las fundaciones que realizan ANM tiene presupuestos superiores a 1 millón de euros y el 50 % inferiores.
• Ámbito geográfico: las fundaciones pequeñas tienden a concentrar sus aportaciones en ciudades y comunidades autónomas, mientras que las grandes operan en todo el territorio nacional e incluso en el extranjero.
• Modalidades más frecuentes: la cesión de espacios y bienes inmuebles, el voluntariado y la donación de servicios básicos son las modalidades más comunes en el nivel operativo; las acciones de formación y asesoramiento profesional predominan en el nivel de gestión; y el mentoring, coaching y networking se concentran en fundaciones con mayor estructura estratégica.
• Combinación de apoyos: la mayoría de las fundaciones no se limita a una única modalidad de ANM, sino que combina distintos niveles en función de las necesidades de las organizaciones receptoras.
• Motivación principal: el 50 % de las fundaciones señala como principal motivación de las ANM incrementar el impacto social de su acción. Un 23 % las vincula directamente a su misión fundacional.
• Confianza como motor: el estudio constata que la relación de confianza entre donantes y receptores es el principal factor que permite activar este tipo de aportaciones. Muchas fundaciones las realizan como respuesta a demandas específicas de entidades con las que tienen una relación estable.

El informe destaca que, en España, las aportaciones no monetarias se utilizan principalmente como un complemento de las donaciones económicas, pero tienen un potencial mucho mayor si se incorporan de forma sistemática a la estrategia de las fundaciones.

El 90 % de las fundaciones participantes manifestaron su interés en profundizar en este ámbito, especialmente para:

• Comprender mejor las distintas tipologías de ANM y su valor diferencial.
• Identificar necesidades reales de las organizaciones receptoras.
• Evitar duplicidades y mejorar la coordinación entre fundaciones.
• Medir el impacto de las ANM con mayor precisión.

Entre las recomendaciones recogidas en el estudio destacan:

• Sistematizar las ANM mediante instrumentos claros, transparentes y adaptables.
• Acompañar de forma estructurada a las organizaciones receptoras durante todo el proceso.
• Evaluar y mejorar continuamente a partir de la información y la retroalimentación.
• Fomentar la colaboración entre fundaciones para amplificar el impacto de estas acciones.
• Participar en redes internacionales de aprendizaje para compartir buenas prácticas.

El estudio incluye varios casos ilustrativos que muestran cómo las ANM fortalecen el ecosistema social:

• Porticus acompaña a organizaciones a largo plazo con servicios pro bono, fortaleciendo su estructura y liderazgo.
• El Fondo Calala promueve redes de aprendizaje entre pares, con formación y apoyo entre colectivos.
• La Fundación Daniel y Nina Carasso ofrece un programa estructurado (Cartae) que combina formación, acompañamiento individualizado y webinars periódicos.
• La Fundación Barrié profesionaliza al sector social gallego con formación y consultoría estratégica anual.
• Las fundaciones de las cajas rurales son un ejemplo de apoyo operativo a entidades locales mediante cesión de espacios y voluntariado.

Este informe marca un punto de partida para integrar las aportaciones no monetarias en la estrategia filantrópica de las fundaciones españolas. A medida que el sector avanza hacia modelos más colaborativos y basados en la confianza, estas aportaciones pueden convertirse en una palanca decisiva para aumentar la eficacia, sostenibilidad e impacto social de las organizaciones beneficiarias.

“Queremos que las aportaciones no monetarias dejen de ser un gesto complementario y se conviertan en un instrumento estratégico. No se trata solo de dar sino de construir juntos”, concluye Pilar García Ceballos-Zúñiga.

El sector fundacional español en cifras

De acuerdo con los últimos datos disponibles, el sector fundacional español:

• Está formado por 10.511 fundaciones activas
• Genera empleo para 589.000 trabajadores
• Su impacto económico se estima en 27.000 millones de euros
• Esta cifra supone el 2,4% del PIB español
• Atiende a unos 40 millones de personas (beneficiarios)
• Realiza actividades en ámbitos diversos de interés general: social, educativo, medioambiental, de investigación o cultural, entre otros